El alma de la Inteligencia Artificial
Dibujo digital - IA Midjourney - Opinión

Artículo de opinión. El alma de la IA en el ámbito artístico.
Víctor el Bizarro. 20 ene 2023 - 09:00 CET



La controversia está servida. Las comunidades de arte online se ven «obligadas» tras las protestas de sus usuarios a tomar cartas en el asunto y posicionarse aceptando, denegando o creando un espacio específico para las creaciones artísticas generadas con inteligencia artificial como Midjourney, Stable Diffusion o Dall-E, programas de los que cualquier persona sin conocimientos prácticos y/o teóricos sobre pintura, composición, color… puede hacer uso para obtener en segundos imágenes que satisfagan sus deseos.

Los muros de las capacidades artísticas han sido derribados y, ahora, cualquier persona con una idea puede dar forma a ese concepto de forma visual sin los conocimientos técnicos necesarios para ello y, por tanto, sin la necesidad de contratar los servicios de los profesionales del sector. Y ello genera temor, ansiedad y palpitaciones al borde de la angina de pecho en los corazones de los artistas —el mío incluido—, pues se avecina una Revolución Industrial en el entorno digital, y no solo a nivel artístico, sino prácticamente en todos los campos. Aunque, desde mi punto de vista, el artístico se ha visto fuertemente afectado, pues la capacidad creativa de plasmar ideas era hasta el momento una competencia intrínseca de los humanos, y que una inteligencia artificial —basándose en millones de fotografías, ilustraciones, renders, imágenes y demás materiales disponibles en Internet— consiga descomponer toda la información que se le ha proporcionado en cenizas digitales y, como si del ave fénix se tratase, recomponer mediante redes neuronales todos esos píxeles, ceros y unos moldeando una imagen tal como le pida un «director de arte de a pie» es, a ojos de cualquier artista tradicional y/o digital, para cagarse encima y verse atormentado al descubrir todas esas piezas rodeando su humilde creación, convirtiéndose en una mota de un mar de imágenes perfectamente ejecutadas —excepto por las manos, las manos con nueve dedos, por ahora, son un tema aparte—.

En otros campos —como el de la medicina o la informática— son necesarios conocimientos sobre la materia a tratar y la inteligencia artificial se convierte en una herramienta extremadamente útil pero, a primera vista, en el campo artístico directamente hace todo el trabajo. No es un Photoshop, un Painter, un Cinema 4D o un ZBrush… no son necesarios conocimientos técnicos, de manejo de software, composición, color, anatomía, arquitectura, perspectiva… de ello ya se encarga la IA gracias al amplio repertorio de imágenes con la que se la ha adiestrado —aquí no me voy a meter en el debate de que todas esas imágenes con las que ha aprendido son el trabajo de millones de artistas/fotógrafos/modeladores… los cuales no las han cedido para tal propósito, o en las «imitaciones» del estilo personal de estos que los usuarios pueden pedir a la inteligencia artifical que simule (vease el revuelo con casos como el del artista Greg Rutkowski), ni en la vulneración de derechos de propiedad intelectual, y aún menos en las cuestiones éticas acerca de la controvertidas imágenes que son capaces de crear (algunos de estos softwares ya están siendo capados)— y, el usuario, añadiendo el prompt adecuado, sin apenas esfuerzo obtendrá varias propuestas de lo que tenía en mente —si es que lo tenía...—.

Aún así, pese a la abrumadora belleza y espectacularidad técnica de las imágenes generadas por IA, el arte siempre ha estado supeditado a un fin mayor: a la expresión; a ser un vehículo con el que transmitir la visión del mundo del artista, criticar, opinar… y, para que no sean tan solo imágenes atractivas deben transmitir un mensaje, una idea… siendo menester del usuario dotar de carga emocional a sus creaciones o tan solo serán receptáculos vacíos, un bello envoltorio sin nada que aportar en su interior. Por tanto, el trabajo del artista todavía no está perdido y, en consecuencia, la inteligencia artifical será utilizada para generar miles de imágenes que sus creadores nunca creyeron posibles, pero es trabajo del artista el dotarlas de alma.

Ahora, tirando por tierra el párrafo anterior, lo cierto es que con la democratización de las capacidades técnicas muchos trabajos desaparecerán o se verán transformados, la caja de Pandora ha sido abierta y ya no hay vuelta atrás. Muchas veces tan solo se requiere/desea crear una imagen sin ningún tipo de carga moral —ya sea a nivel laboral o personal—. Los diseñadores, ilustradores, fotógrafos, modeladores 3D y demás integrantes del sector deben decidir si la IA se convierte en un aliado de su trabajo o en un enemigo; en una herramienta de la que sacar partido o en una sombra acechante a la que intentar disipar bloqueando su existencia en las redes, buscando a la desesperada extirparla como si fuese un cáncer que, poco a poco, se extenderá cubriéndolo todo con su oscuridad hasta destruir el sector.

Por mi parte, aunque la curiosidad mató al gato, he decidido no quedarme atrás y probar Stable Diffusion 2 y Midjourney V4 para descubrir su potencial como herramienta, y he de decir que se merecen la reputación que les precede.

A continuación, puedes descubrir una imagen generada a través de Midjourney mediante el texto que proporcioné al software (beautiful_red_haired_woman_post-apocalyptic_mech_opera_painting) y, después, otra con modificaciones que realicé a mano hasta conseguir el resultado deseado.



Imagen generada con Midjourney mediante descripción (prompt).



Resultado de la modificación a mano hasta conseguir imagen deseada.



Antes/después.


La semilla para el desarrollo de IA y su aplicación en diferentes áreas fue plantada ya hace décadas —asistentes virtuales, traductores, selección personalizada de contenidos…— pero sus resultados en el campo que nos concierne han comenzado a ser notables recientemente y, con sentimientos encontrados, solo puedo esperar que pese el temor al cambio que a priori hace recorrer un gélido escalofrío a todo artista por la espalda no dejándolo ver más allá, el mundo de posibilidades y ventajas que están por venir —y el uso que de ellas se haga— sean infinitamente más beneficiosas que sus inconvenientes, pues el «alma» de la inteligencia artificial no es más que el reflejo de la sociedad que la utiliza.



ACTUALIZACIÓN. Descubriendo Magnific AI.
Víctor el Bizarro. 07 abr 2024 - 21:00 CET



La inteligencia artificial, en concreto la ANI —programas capaces de realizar una tarea específica de forma deslumbrante— ya lleva tiempo acompañándonos en nuestro día a día, y cuestiones como las reflexionadas en este artículo son ya cosa del pasado. Puedes descubrir más ejemplos como el que aparece a continucación en Descubriendo Magnific AI.



Imagen generada con Magnific AI utilizando como base la imagen retocada, incluyendo además descripción (prompt) para obtener una ilustración fotorrealista.



Resultado de la modificación a mano hasta conseguir imagen deseada.


Secuencia

Antes/después.



Up Section

Aviso legal - Política de cookies - Política de privacidad
©2023 Víctor Martín - Plantilla por Pixelhint